Colombia 2010

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martes, 23 de febrero de 2010

El sobreactuado manotazo de Uribe



HISTORIA DE UN ALTERCADO… ¡QUE SI OCURRIO!



La historia que narro a continuación me la contó un testigo presencial de los hechos. Ocurrió este lunes 22 de febrero de 2010 en el restaurant del hotel en donde se realiza la Cumbre de la Unidad Latinoamericana y del Caribe en Cancún, México.

Los protagonistas: Álvaro Uribe, Presidente de Colombia y Hugo Chávez, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.



Estaban en el almuerzo los presidentes hablando sobre el caso de Haití y a última hora, de repente, el presidente Uribe tomó la palabra para desviar el tema. Comenzó a hablar de las medidas venezolanas sobre el comercio entre Colombia y Venezuela e irrumpió con una comparación absolutamente incoherente, igualándola con el bloqueo a Cuba. Trataba de esta forma de cuestionar y condenar las decisiones soberanas del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez.



Ante el planteamiento que cerraba abruptamente un caso tan doloroso como el terremoto de Haití con su terrible tragedia humana, Chávez se vio obligado a responder.



Así comienza la historia…



Es oportuno destacar que mientras Uribe hablaba, el Presidente de la Republica Dominicana, Leonel Fernández, en tono sorprendido le dijo: “Disculpe, presidente pero creo que el tema que expone usted no está en la agenda”; pero el Presidente Uribe ya no escuchaba otros verbos, seguía con su extraña exposición.



Cuando el Presidente Chávez tomó la palabra expuso de manera contundente el esfuerzo que su gobierno desarrollo en pro de las relaciones colombo venezolanas. Explicó que cuando Uribe llegó al poder hace ocho años, las relaciones económicas, por ejemplo, no superaban los dos mil millones de dólares y como decisión política del gobierno bolivariano se dio inicio a un proceso de fortalecimiento que elevó las inversiones en más de ocho mil millones de dólares. Habló también a los presentes de otros logros obtenidos en conjunto como el tema del gasoducto, los planes de vías de comunicación, en fin, un camino de relaciones impregnadas de unidad que parecía promisorio.



Ante las reflexiones del Presidente Chávez, el mandatario colombiano visiblemente enojado comenzó a salpicar la oratoria de su homólogo con tonos altisonantes. Las tensiones fueron creciendo. Ya no se nombraba a Haití y hasta en un momento la molestia de Uribe, le impulsó a dar un golpe en la mesa.



Chávez seguía narrando a los colegas presidentes, la sumatoria de situaciones que han ocurrido entre Venezuela y Colombia, desde muy buenas a muy malas e incluso sacó a colación el tema de los casi doscientos paramilitares que en el 2004 fueron capturados en una finca en Venezuela, donde se entrenaban para cometer un magnicidio. En su época el caso causó revuelo en ambas naciones; sin embargo, con el tiempo como un gesto de buena voluntad y a favor de la paz el presidente Chávez los liberó.

“En fin, dijo el Presidente Chávez, después de tantos gestos, Venezuela sólo ha recibido agresiones”. Ya el tono de las palabras era más elevado. Uribe estaba más alterado y vino el altercado con palabras duras.



Una escena extraña que suscita reflexiones: ¿Por qué el Presidente Uribe estaba tan molesto? No faltó quienes pensaran que era una estrategia: ¿Una agenda, quizás, guiada por el imperialismo norteamericano en contra de la unidad latinoamericana?

¿Llegó Uribe a Cancún con una agenda? ¿electoral? ¿de victima? ¿una agenda oculta porque no logra consolidarse para justificar su permanencia en el poder? ¿arremeter contra Chávez le da fuerza?



Lo cierto es que lo ocurrido en Cancún no es casual no fue una altisonancia salida de la nada, sucedió y es lamentable en el marco de dos hechos puntuales: un almuerzo por la unidad y en el contexto del tratamiento de respuesta para Haití. ¡Algo suena mal! ¡pobre Haití pobre! Fue olvidado.



Después cuando la marea del verbo bajó, los demás presidentes tomaron una decisión pensando en Venezuela y Colombia, acordaron conformar un grupo de amigos para que entre ambas naciones se recupere la confianza y la fe. Venezuela estuvo de acuerdo.



¡Qué pruebas tan duras debe enfrentar la unidad! Lo que pasó en el almuerzo de Cancún no es una casualidad. Sin lugar a dudas Uribe trato de provocar un incidente. Una pelea se produce cuando dos están de acuerdo en llevarla. No asistió propiamente a la reunión de trabajo, se presentó en este almuerzo con un discurso contrario al espíritu de la Cumbre: la desunión. En esta historia Uribe entró y salió.


Cancún, 22 de febrero de 2010
César Hernández Paredes

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